EL FLATO, ¿QUÉ ÉS?

Es curioso que, con lo estudiado que está cada aspecto del deporte, siga habiendo cosas que no tengan una explicación oficial. El temido flato está entre ellas y es que hay tantas teorías tratando de explicar qué es y cómo se produce que no se puede asociar a una de ellas. Quizá es una mezcla de todas, pero la cuestión es que cuando aparece, fastidia de verdad.

Como sabéis, el flato es ese dolor que surge repentinamente y que se sitúa normalmente en el abdomen, aunque puede variar su localización. Suele aparecer en actividades que implican movimientos bruscos del cuerpo, como correr, por eso una de las teorías que tratan de explicarlo es que el dolor aparece por las tensiones que se producen en los ligamentos que unen el diafragma con el estómago. Esto tendría sentido porque cuando comemos o bebemos demasiado y corremos, el flato suele hacer acto de presencia, ya que el estómago pesa más y los movimientos de éste aumentan.

Otra de las teorías que explicarían el flato está relacionada con la respiración. Si llevamos una respiración entrecortada y no constante el cuerpo tendría una falta de oxígeno y el diafragma se restringe, así si unimos esta teoría con la anterior, al comer o beber el diafragma se restringe todavía más al tener una falta de sangre y oxígeno, provocando dolor y por tanto, flato.

Una buena forma de prevenirlo es llevar una alimentación saludable para evitar problemas de acidez e inflamación intestinal que pueden provocar la aparición del flato, tratar de evitar los balanceos bruscos del torso, cuidando la forma de bajar en terrenos con desnivel y teniendo atención a la técnica de carrera.

Consejos para evitar el flato

Fortalecer la zona media del cuerpo y entrenar la respiración.
Evita el ejercicio sin hacer la digestión durante unas horas, ya que el estómago estará más pesado y tendremos todas las papeletas para que el flato aparezca.
Si bebes durante los entrenamientos o carreras, es mejor hacerlo en breves sorbos y si es necesario baja el ritmo o anda mientras lo haces.

En primer lugar baja el ritmo, no pares en seco y presiona con los dedos en la zona donde te duele. Al mismo tensa la zona abdominal y respira de forma suave, sigue así hasta que el dolor vaya desapareciendo.
Si el flato no desaparece no queda más remedio que parar y tranquilizarse. Espira profundamente para vaciar los pulmones y estira la parte abdominal.